La aparición de la imagen de Nuestra Señora de Aparecida ocurrió en 1717, la época de los capitanes hereditarios. El gobernante de las capitanías de São Paulo y Minas de Ouro pasaba por el valle de Paraíba, más precisamente por Guaratinguetá. Emocionados por la visita, la gente de esa localidad decidió celebrar una fiesta de bienvenida y para esto llamaron a tres pescadores, Domingos García, João Alves y Filipe Pedroso para que arrojaran sus redes al río y pescasen bien.

El hecho era que en ese momento, a mediados de octubre, no era hora de pescar. Sin embargo, como no podían contradecir la solicitud, oraron por la protección y bendición de la Virgen María y Dios para que pudieran regresar a la tierra con abundancia. Después de innumerables intentos fallidos, he aquí, sorprendentemente pescaron el cuerpo de una imagen. Curiosos, volvieron a tirar las redes y "pescaron" una cabeza que se ajustaba perfectamente al cuerpo. Después de esta reunión, que hoy está representada en todo Brasil el 12 de octubre, emocionando a los fieles, ¡el bote estaba tan lleno de peces que casi giró!

A partir de ahí, la devoción del santo se estaba extendiendo. Primero en las casas, luego se construyó una capilla, luego una basílica, hasta llegar al cuarto santuario más grande del mundo, el Santuario Nacional de Aparecida, ubicado en la ciudad de Aparecida, en el interior del estado de São Paulo.

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